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Liverpool F.C – AC Milan. Final de Champions 2005. ¿La mejor de la historia?

Nos situamos el 25 de Mayo de 2005, en el estadio de Ataturk (Estambúl) con capacidad para 80.000 espectadores aproximadamente. AC Milan y Liverpool se juegan la Champions League en su 15º final desde que se había instaurado el nuevo formato. Para muchos, estamos ante la mejor final de la historia de la Champions, e incluso, de la Copa de Europa (entendida como antiguo formato), por la intensidad y emoción que se vio durante los 120 minutos de juego y en los penaltis.

El partido empezaba vibrante. Casi cuando los aficionados del estadio y los que estaban en sus casas no se habían sentado, Maldini, la leyenda rossonera, ponía el 1-0 al conectar de media-volea una falta botada por Pirlo cuando aún no se había cumplido el minuto de partido. Este gol supuso una tranquilidad para los italianos, que afrontaron ya la final mejor que los ingleses y eso se vio traducido en un dominio milanista durante toda la primera parte. Para más inri, en el minuto 22, Kewell se lesionaría en el Liverpool, saliendo en su sustitución Smicer (después hablaremos sobre este último).

Kaka, que jugó unos primeros 45 minutos espectaculares, inició una contra en el minuto 39, y en un pase en profundidad a Shevchenko, este dejaría a Hernán “Valdanito” Crespo el gol en bandeja. 2-0 para el Milan y no había noticias del “Pool”. La final parecía sentenciada para el equipo italiano cuando, otra vez Kaka, en un pase tanto perfecto como precioso al hueco, dejaba solo a Crespo frente a Dudek, y el argentino pica la pelota con sutileza y pone el 3-0. Recuerdo ver la final, y darme pena de ese “Spanish” Liverpool (en el que se encontraban Xabi Alonso, Luis García, Josemi, Núñez, Morientes (sin ficha en la Champions) y entrenados por Rafa Benítez) porque se veía que el Milán podía ganar fácilmente 5-0 o 6-0.

Sin embargo, empezó la segunda parte, y comenzó a reescribirse la historia. Benítez reestructura al equipo, y pasa del 5-4-1 inicial al 3-4-3 para jugársela cara o cruz del partido. Y en esas que, en 6 minutos, se obrará el milagro.

Minuto 54. Riise centra desde la izquierda y Steven Gerrard, el alma de los “reds”, salta por encima de todos y con un perfecto giro de cabeza, pone el balón en la escuadra del palo largo. Gerrard alienta al público, preámbulo de lo que podría venir. Milan 3 – 1 Liverpool.

Minuto 56. Smicer (efectivamente, el que había sustituido al lesionado Kewell) no se le piensa, y desde un par de metros de fuera del área realiza un tiro raso pegadito a la cepa del poste y da nuevas alas al Liverpool. El partido se pone 3-2 a favor del Milán, pero la final, definitivamente, ya ha cogido otro rumbo.

Minuto 60. Como decíamos, se obrará el milagro. Gerrard entra dentro del área e infantilmente es derribado por Gattuso. El árbitro pita penalti y Xabi Alonso se dispone a tirarlo. Lo tira a su izquierda, pero Dida lo adivina, el balón queda suelto y Alonso, en el rechace, consigue el empate a 3. El Liverpool había remontado una final que iba perdiendo 3-0 en solo 6 minutos.

Los primeros 90 minutos se irían con el empate a 3-3 y darían paso a un tiempo extra que no sería mucho menos emocionante. Ahí sera donde aparezca otro héroe “red”, Jerzy Dudek, que paró todo lo que un portero puede llegar a parar, realizando una actuación colosal durante esos 30 minutos. En especial, destacar la doble parada a Shevchenko, el Balón de Oro, a un cabezazo picado, y en su posterior rechace a bocajarro en la segunda parte de la prórroga. La cara de “Sheva” lo dice todo. El Milán no daba crédito a lo que estaba sucediendo.

Así, se llegarían a los penaltis. Serginho tiraría el penalti a las nubes y Dudek pararía los penaltis de Pirlo y Shevchenko. El Liverpool ganó su 5ª Champions en una final que ha pasado a la historia y que quienes la vimos y disfrutamos con este deporte, la recordaremos siempre.

JAVIER ALCANTARA TELLEZ

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