Innovación al servicio de la Fórmula 1
Corría el 2 de mayo de 1976. Aunque muchos no lo sepan, el hoy vetusto y antiguo circuito del Jarama tuvo su época de gloria entre los años 60 y 70 en donde los aficionados españoles pudieron disfrutar de la conducción de grandísimos pilotos de Fórmula 1 como Emerson Fittipaldi, Jackie Stewart o Jim Clark. Aquellos tiempos pasaron, sin embargo, nadie podrá negarle al Jarama haber sido testigo aquel día del debut en competición del monoplaza posiblemente más raro y transgresor que se ha podido ver en la Fórmula 1: El Tyrrell P34 de seis ruedas. Sí, seis ruedas. No está mal escrito.
En aquellos años, la normativa de la FIA no era tan restrictiva y explícita con el desarrollo de los monoplazas. Por ello, el recientemente fallecido diseñador Derek Gardner, aprovechó la coyuntura para dar vida al Tyrrell P34. Gardner fue entre otras cosas, diseñador de barcos, coches y sistemas de transmisión. Sus conocimientos le llevaron a una prolífica relación con Ken Tyrrell, dueño de la Escudería del mismo nombre, en la Fórmula 1 que se saldó con un título mundial en 1971 y con el único vehículo de seis ruedas que llegó a competir de verdad.
El monoplaza en cuestión, el P34 (Project 34) constaba de cuatro neumáticos delanteros de sólo diez pulgadas y dos neumáticos traseros de tamaño estándar. La razón de dicha configuración consistía en mejorar la tracción y velocidad y reducir resistencia al aire eliminando la típica configuración de los neumáticos y del eje de transmisión delantero de un monoplaza de Fórmula 1. Para paliar la posible pérdida de adherencia se procedió a añadir dos ruedas más utilizando eso sí, un sistema dual de suspensión y dirección para el eje delantero, es decir, las cuatro ruedas giraban a la vez.
El diseño del monoplaza era realmente sorprendente tal y como quedó patente en su presentación ante la prensa mundial. Como mínimo, poco convencional aunque hay que admitir que con bastante encanto. Yo mismo pude verlo correr en persona hace varios años en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 históricos y llama bastante la atención.
Volviendo a aquel 2 de mayo de 1976, el piloto francés Patrick Depailler fue el encargado de recorrer los primeros kilómetros en competición. Su compañero de equipo, el sudafricano Jody Scheckter todavía utilizaría en el Gran Premio del Jarama, el viejo Tyrrell 007 que habían estado utilizando en las tres pruebas anteriormente disputadas. El P34 demostró cualidades desde el principio calificando en tercer lugar y manteniendo dicha posición en carrera hasta la vuelta 26 en la cual se vio forzado a abandonar por un problema de frenos que ya se había manifestado en los test anteriores realizados en pretemporada y del cual se hablará más tarde.
Contra todo pronóstico de muchos expertos, la temporada realizada por los dos pilotos de Tyrrell a bordo del P34 fue exitosa firmando uno de los mejores resultados en el Mundial de Constructores de la escudería. El momento de gloria llegaría en Anderstorp, Suecia, el 13 de junio en donde Tyrrell firmó un doblete histórico. Jody Scheckter dominó tanto en la calificación como en parte de la carrera favorecido por el abandono de Mario Andretti cuando iba lider, y su compañero Depailler, que partía en cuarta posición, se vio beneficiado por los abandonos de Chris Amon y el propio Andretti para terminar segundo. Scheckter pasó a la historia como el único piloto en conseguir ganar un gran premio de Fórmula 1 con un monoplaza de seis ruedas.
Tyrrell cerró el Mundial de 1976, con un trabajado segundo puesto conseguido por Patrick Depailler en Monte Fuji en medio de una lluvia torrencial. En total, una victoria y nueve podios para obtener 71 puntos entre ambos pilotos. Para Depailler, el P34 era todo elogios, para el sudafricano Scheckter, el vehículo era una verdadera “basura”, una chatarra. ¿Por qué? Bueno, a decir verdad, un diseño tan radical por fuerza debía acarrear también dificultades. En efecto, como se explicó hace unos párrafos, en su debut se vio obligado a abandonar por un problema de frenos. Dicho problema se convirtió en algo crónico para el P34 y nunca se consiguió resolver satisfactoriamente, se sobrecalentaban con demasiada facilidad. En segundo lugar, como era de esperar, el atípico tamaño de los neumáticos delanteros fue un constante quebranto de cabeza tanto para Tyrrell como para el único suministrador de aquella época: Goodyear. Dicha compañía tardó tiempo en desarrollar las gomas adecuadas. Se considera que llevaban seis meses de retraso respecto a los neumáticos estandar y no seguían la misma evolución y desarrollo. Al ser más pequeños que los neumáticos del tren trasero, éstos giraban a muchas más vueltas por minuto generando deformaciones y excesivo desgaste.
Las desavenencias de Scheckter con el monoplaza (que con el paso del tiempo se verificaron) supusieron su marcha definitiva de la escudería en el año 1977. El sueco Ronnie Peterson, procedente de March Engineering, fue el encargado de sustituirle. Gracias a ciertas mejoras aerodinámicas, el P34 cosechó al inicio de la nueva temporada algunos resultados razonables entre ambos pilotos. Sin embargo, el nuevo diseño trajo consigo un aumento del peso general del monoplaza lo que contribuyó de forma muy negativa en el comportamiento de frenos y neumáticos. Cada carrera suponía alguna modificación y el propio Derek Gardner abandonó el barco antes de tiempo. Todo ello, unido a la falta de compromiso de Goodyear para desarrollar los neumáticos de diez pulgadas, obligaron a Tyrrell a resignarse abandonando el Project 34 y volviendo a los vehículos de cuatro ruedas al año siguiente.
No fue necesariamente un mal monoplaza, demasiado osado en su diseño para su época. Su fracaso supuso la salida de Derek Gardner de la Fórmula 1 y Tyrrell Racing, demasiado volcada en el proyecto, nunca volvió a recuperar el terreno perdido hasta su desaparición como escudería en 1998. Hoy día, todavía se puede disfrutar de un ejemplar en perfecto estado de funcionamiento en algunos eventos de coches históricos de la Fórmula 1.