1992 ¿Año en que nació la Fórmula 1 actual?
En dos palabras: Suspensión activa. O lo que viene a ser lo mismo, el FW14B. ¿Qué esconde esa denominación? Ni más ni menos que uno de los coches más tecnológicamente avanzados que se ha podido ver en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1.
Por aquel entonces, la rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost tocaba cotas insospechadas merced a la mala relación personal que mantenían fruto de su enconada rivalidad en la pista. Sin embargo, una mala elección de escudería (Ferrari) descartó al piloto francés de luchar por la victoria aquel año y Senna venció con relativa facilidad. Relativa porque en la escudería Williams algo se estaba fraguando ya: La suspensión activa, un adelanto tecnológico que marcaría los dos años posteriores. Tan espectacular que pese a la victoria final de Ayrton en 1991, todo el mundo daba ya como favorito a Williams para el año siguiente.
Unos años antes, en 1985, Lotus, en base a sus propios estudios, llegó una conclusión sencilla: cuanto más pegado al asfalto se consigue conducir un monoplaza, mayor es la sustentación que ello genera. Se conoce como efecto suelo. Y una evolución de dicha idea supone que el paso por curva será más eficiente cuanto más equilibrada sea la suspensión del monoplaza, es decir, consiguiendo que en todo momento la distancia del monoplaza al suelo sea la misma. La idea fue del diseñador Colin Chapman poco antes de fallecer, no obstante el coste de desarrollo de esa tecnología era demasiado elevado y se abandonó hasta que Williams retomó en 1991 dichos estudios con mayor interés.
Una suspensión activa debe cumplir tres características: debe permitir ajustar la altura del chasis del vehículo en el paso por curva, debe corregir constantemente la inclinación que se produce tanto en las aceleraciones como en las frenadas y debe permitir controlar la amortiguación en todo momento, especialmente en asfaltos irregulares. No me detengo más en los pormenores técnicos. Williams consiguió aunar toda esa tecnología en un solo vehículo que literalmente arrasó en el año 1992. Por primera vez, la tecnología aparecía con mayúsculas en la Fórmula 1.
Acompañado de un motor Renault V10, Nigel Mansell rompió el primer record ese año: cinco victorias en cinco carreras con sus correspondientes pole position. Ese año, Williams ganó 10 de los 16 grandes premios en juego: nueve carreras para Mansell y una para Ricardo Patrese, compañero de equipo. Hubo detalles asombrosos para el recuerdo: 14 de las 16 poles en juego cayeron para Williams. En la calificación de Silverstone, Mansell fue 2 segundos más rápido que su compañero de equipo y 3 segundos más rápido que Senna, probablemente el piloto más rápido de la historia de la Fórmula 1. No era raro aquella temporada ver al brasileño sufrir a la estela de los Williams que parecían ir sobre raíles en las curvas mientras su McLaren Honda parecía un coche indomable a su lado.
La tecnología facilitó un campeonato del mundo de Fórmula 1 por primera vez en la historia. Al año siguiente, en 1993, Mansell abandonó el equipo siendo sustituido por Alain Prost. Antes de aquello, le dio tiempo a decir que “hasta un títere podría manejarlo”. No le sentó bien verse sustituido por el galo que consiguió ganar aquel Título, el cuarto en su cuenta particular, a pesar de llevar un año retirado.
Ya en 1994, Ayrton Senna, un tanto desanimado por los resultados obtenidos, consiguió firmar con Williams justo en el momento en el que las ayudas electrónicas fueron prohibidas por la FIA dada la insultante superioridad demostrada los dos años anteriores. ¿Resultado? El peor posible para el piloto brasileño que se vio forzado a abandonar en las tres primeras carreras antes de fallecer en el Gran Premio de San Marino. Su compañero de equipo, Damon Hill consiguió remontar el vuelo de Williams pero no fue suficiente para optar a conseguir el Título que cayó en manos de Michael Schumacher.
Las ventajas electrónicas y aerodinámicas se han dejado ver también en los últimos años aunque nunca de forma tan notoria. Dos ejemplos claros: los escapes soplados que ayudaron a Jenson Button a ganar el Campeonato de 2009 con la escudería Brawn GP y que fueron prohibidos al año siguiente, y el no menos polémico difusor de Red Bull del año pasado, también prohibido por la FIA para esta campaña. En ambos casos, se convirtieron en un factor determinante. Son los tiempos que corren hoy día en la Fórmula 1 en donde el monoplaza es tan importante como el piloto.
Muy interesantes tus artículos sobre la F1, es un «deporte» que me está empezando a llamar la atención y mucho, sobre todo a partir de la aparición del futuro de la F1 y paisano «Checo» Pérez
Gracias por este articulo. A Los que somos aficionados a la F1 solo de tele y nada mas, estos detalles nos iluminan y nos hacen entender un poco mas esta competición. Slds. JC.